Horacio Salgán |
SUPER TANGOS. ENSUEÑOS. Por Horacio Salgán y su Gran Quinteto Real.
Hoy me puse a escuchar esto.
Me tomé el tiempo para escuchar tres o cuatro veces “Ensueños” en esta versión del Gran Quinteto Real hasta que de repente, me hizo llorar.
Y no fue el violín, como se podría suponer, en una primera audición. Fue al final, cuando entran tuti, después de que todos, y cada uno, presentó su visión del tema que se repite y se repite.
Como saben algunos, a mi me hace llorar el tango “Silencio”, cuando Gardel dice “... y la viejecita de canas muy blancas se quedó muy sola.... , con cinco medallas que por cinco héroes le brindó la patria” y también el tango “Antiguo Reloj de Cobre”... “el viejo te perdonó”. Pero este es el primer tango instrumental que me hace llorar.
Es que es tan simple, la melodía es tan clara, y la armonía sin vueltas, con acordes abrillantados pero sin pelotudeces. Ellos son sólo cinco tipos tocando juntos, como si conversaran y cada uno diera su interpretación de un tema, y al final se dieran cuenta de que piensan lo mismo, sienten lo mismo, cada uno desde su lugar, su experiencia, su camino, su vida.
Ubaldo De Lío |
Y Salgán es tan -pero tan- capo, desaparece sin tener que irse, siempre acota y con tanta sutileza que luego de mucho escucharlo te das cuenta por qué no te aburre la repetición...
El quinteto en 1965. Guillermo Francini en el violín. |
Y lo más lindo es ¡cómo baja de la estratósfera al violinista, que parece que se va a despegar de los demás. Tan azucarado, tan meloso -o mermeladoso- y melodramático. Salgán le banca la parada contrapunteandole de manera que sus largas notas con vibrato se pueden aguantar perfectamente.
Luego los escuchamos juntos al violín y a la derecha del bandoneón en una compañía perfecta;
Pedro Láurenz |
Kicho Díaz |
HORACIO SALGÁN
Yo conocí a Horacio Salgán. Era 1981 más o menos. Mi vieja trabajaba en Mar del Plata en un espectáculo en un teatro céntrico, con otros artistas de revista que se llamaba "Contraste de Humor y Tango" en el que participaban nada menos que el dúo de Salgán y De Lío y la cantante María Garay. Un día vinieron a la casa, con el elenco, y comieron un asado todos juntos, los músicos, los cómicos que eran el dúo "Richard y Alex" y las vedettes que eran Tini Araujo -mi mamá- y Hellen Grant; y luego se pusieron a jugar al truco: estaba mi abuelo Cholín y don Pepe, un vecino, jugando con Salgán y no se quién de pareja. ¡Qué increíble momento!
Por suerte mi mamá y mi abuelo eran tangueros de buen gusto y me avisaron que estaba junto a unos próceres del tango de aquel calibre.
Yo era una pibita de seis o siete años y, gracias a que me avisaron, yo puedo hoy recordar lo inusual de aquel evento. Ese que parecía salido de una película, el flaquito, de bigotito anchóa, tan amable, casi tímido, muy simpático, ese, era Horacio Salgán. El otro, el más gordo -claro, ¡al lado de Salgán!- , el de raro nombre, ese era Ubaldo Delío.
EL DÚO EXQUISITO.
Parece que Salgán siempre había querido hacer tangos a su gusto, como él quería. Así dice que fundó su primera orquesta, cuando empezó a componer, para poder hacer sus arreglos y darle su toque. Y así tuvo de cantante a Edmundo Rivero, un cantor muy diferente y por ello inconfundible.
En 1950 grabó por primera vez en 78 rpm el tango Recuerdo.
Cuando conoce a Ubaldo De Lío el dúo tiene una repercusión importante. El formato dúo tenía más aceptación que la gran orquesta en aquel momento por asunto de presupuesto de los lugares en que se presentaban.
En los ´50 a los restaurantes y bares les empezó a convenir recortar costos y chau orquesta.
DEL DUO AL QUINTETO
Un buen día, tocando el dúo Salgán - De Lío en el restaurante del Automóvil Club, se encuentran con otro dúo que se presentaba allí, el de Francini -altísimo violinista- y Ferro -contrabajo. Se les ocurre juntarse a tocar. El contrabajo luego sería reemplazado por Quicho Díaz. Todo esto salió tan bien, y gustó tanto que se decide ir a buscar un bandoneón como frutilla del postre me calculo. Sumaron a Pedro Laurenz que andaba sin orquesta y se produjo la magia del Gran Quinteto Real.
Debe haber sido genial escucharlos por primera vez. Se habían encontrado de repente con una joya de valor incalculable un quinteto que trascendería el tiempo y los nombres. Un quinteto para el que Horacio Salgán realizó los arreglos dándole su maravilloso toque.
Troilo, que no comía vidrio, los apadrinó y debutaron en la radio en 1960. Giraron por el mundo y conquistaron Japón y Europa.
TIEMPO DE NUEVO QUINTETO
El Nuevo Quinteto Real, fue rejuntado para un sello nipon y conformado nada menos que por estos nenes: Salgán, De Lío, Antonio Agri, Leopoldo Federico, y Murtagh. Cambiaron varias veces de músicos pero siempre respetando el estilo y la impronta de Salgán.
El Quinteto Real es un maravilloso ejemplo de lo que hacen los músicos no sólo con talento sino con oficio. Su mismo nombre Gran Quinteto Real no le quedaba chico. Suena grande, ocupa tu mente con contundencia como una orquesta. Lo de "Real" supongo que habla de aquello que es propio de los reyes, aunque reconozco que me gusta pensar que es como un chiste: "no es fantasía, es realidad".
Es estupendo que el quinteto haya perdurado aún cuando cambió siempre de músicos.
Hace poco César, el hijo, reemplazó a Horacio Salgán. Y sigue sonando por suerte para las próximas generaciones...
Leopoldo Federico y Salgán. |
Antonio Agri |
ENSUEÑOS: LA LETRA
Buscando me enteré que tenía letra
Ensueños... fantasías del ayer...
veinte años... ilusión
de andar y recorrer...
La alegre juventud vino a golpear
la puerta de los dos
y fuimos al azar...
El mundo nos atrajo y al andar
tú y yo fuimos felices de verdad...
En todos los andenes hubo un tren
que siempre nos llevó
soñando a algún andén.
El panorama de París nos hizo suspirar,
su niebla puso mas “splin” en nuestro deambular...
Mimí Pinsón
Marcelo y Schaunard
surgieron al andar
en nuestra ensoñación...
Los dos bebiendo la alegría de viajar y andar.
Los dos llevando en nuestros ojos la misma visión.
Cuánto soñé
besándote en París...
y hoy, cuando lloro al ver tu cabellera gris.
Los años no han podido derrotar
del todo tu beldad...
aún queda un resto fiel...
Veinte años hace ya que al recorrer
el mundo vos y yo
salimos una vez.
Veinte años... ¡quien pudiera detener
la aguja del reloj y retroceder!
Pero hoy queda otro viaje que emprender...
¡Amada! a preparar el viaje a la vejez.
Y para terminar con todo esto, me voy en un ensueño de París, acordeón y París...
Me ha encantado tu entrada. gracias, Bárbara.
ResponderEliminarTambién vibramos con Salgán por Madrid. un abrazo.