miércoles, 31 de octubre de 2012

FELIZ SAMAIN PARA TODOS


Capilla del Monte, Córdoba, Argentina.
En la noche el cielo no se oscurece del todo.  Una mancha celeste se eleva sobre el borde de los edificios circundantes.  Luego un manto naranja sobre nuestras cabezas es fuego puro.  Es el palpitar de miles de almas que bullen en un caldero.  Pero un orden se eleva de las mentes, una esperanza, un sentido, una nube de conocimientos, de rutas, de calles, de relación de alguien con otro.

Esta noche las puertas del mundo se entornan, y si hago el esfuerzo puedo ver más allá del umbral.  La Luz que sale de la puerta que se recorta entre los edificios, rebota en mí, funde los pliegues de mi abultada ropa, me acaricia la cara y se proyecta.

El calor aprieta pero no quema.  Sube hacia la frente y emite, como un faro, energía pura que no es mía. Sólo lo intuyo.

Las manos queman. Esas sí que queman.
Giro hacia los otros y abro mis puños, apunto las palmas de mis manos hacia adelante.  Destellos de calor parten de mi piel hacia el infinito, hacia las almas.  Los otros sonríen, cierran los ojos y me aman.

Es Samain.

Cromelech en Córdoba, Argentina.


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