jueves, 11 de junio de 2015

Sobre la Injusticia en general, y la ingenuidad en particular.

Hoy aporto este texto una traducción de Josip Brosdovic, el poeta yugoslavo que, en "Cien horas, dos segundos", en la voz de su personaje  "Pristina", reflexionaba sobre la injusticia y el miedo, antes de caer en un campo en Zabel Ulet en Kosovo. Veamos.

(...) "Me enojan las injusticias. Cualquiera sean, hasta las que les cometen a los que no me quieren, a mis enemigos, a los que no darían un centavo por salvarme de algo, a los que ni siquiera saben que existo. Pero me enojan las injusticias y siento que debería salir enfurecida con los puños prestos a golpear, con la voz quebrada en la garganta para gritar "eso no es justo". "No es justo".

Hasta que un día lo haga, y me den una paliza.

Hasta que quede de pie contemplando mi sangre en el piso y me de cuenta de que mi vida no vale ni para que la tomen ni para que la dejen, que mi espíritu no sopla agitando ninguna llama, que mi carne fofa no puede alimentar a nadie, que mi sangre está diluída, y a mis lágrimas de dolor les falta sal.

Ahí sí, cuando me de cuenta de que mi furia se puede quebrar de un zopapo, entenderé todo claramente. Me esconderé asustada y no recordaré nada de esto.

Si algún día conociera el dolor y el miedo que reparten los cobardes, ¿ese mismo día olvidaría estas palabras?
Quién sabe..."(...)

Traducción: Sandra Abeleño Díaz

¿No es maravilloso?
Bueno, ¿saben qué? Es falso. Todo falso.  Josip Brosdovic, el falso poeta serbio que oculta bien sus buenas intenciones detrás de un racismo asqueroso y un nacionalismo grotesco. También es falsa Prístina, el personaje de la campesina que llega a la ciudad y es masacrada sin entender bien por qué. "Cien horas, dos segundos" también es falsa, una obra de teatro mediocre, escrita para la burocracia del partido. Aplaudida fervientemente por los que no la entendían. También es dudosa la existencia de un campo en Zabel Ulet, que sin embargo sí existe -como Kosovo-, pero desconozco si hay campo, calles o paisajes.
Por último, esa mentirosa de Sandra Abeleño Díaz, es una falsa, falsa, falsa profesora de letras Eslavas, una mentira.



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