sábado, 21 de junio de 2014

Henri Matisse, una autopista de color.

Matisse nació a fines del siglo XIX, en el momento justo para conocer a los impresionistas. Caminó a la simplicidad entre estallidos de color, tapizó nuestras retinas y alfombró de saturados tonos el paso del siglo.  Hoy las pantallas led  nos ambientan.  La increíble fantasía de superar las dos dimensiones del plano parece concretarse. Una fantasía que exploró Matisse hace mucho tiempo.

Henri Matisse es en mi mente es eternamente joven. Siempre es nuevo, lo último, lo novedoso, aunque ya está a más de un siglo de distancia su nacimiento.  Nació en 1869 y a los 19 años comenzó a pintar. Fue uno "des fauves" las fieras que cambiaron la manera de aplicar el color.


 Encontré un documental muy conmovedor sobre él. Pero quiero hacer mi propia sinestecia juntando a Matisse con Django Reindhart, porque me enteré que en sus últimos años Matisse no podía mover sus manos y gracias a eso encontró la maravillosa posibilidad de expresarse a través de sus cutouts, collages de papeles pintados en colores puros pegados, superpuestos, acordados en maravillosas impactantes imágenes que parecen más nuevas y más audaces según pasan los años.

Entonces, pensando en sus manos agarrotadas pensé en Django y su Macaferry... Otro que encontró su expresión con dos dedos, con una mano casi inmovilizada, y con una energía a toda prueba que me hace viajar en el tiempo cada vez que lo escucho.

Estos tipos, como Gardel, cada día "cantan" mejor.

Escuchemos a Django y miremos a Matisse... Mientras bien podríamos tomarnos un vermouth...

















































































































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