Pienso si está ahí, en algún lugar del espacio tiempo,
Mar del Tuyú.
Sus lonas de colores, y sombrillas rayadas,
su viento caliente que pulía las piernas con la arena,
su mar marrón y blanco recortado bajo el cielo,
y las almejas,
y el muelle: un barco que se adentraba, una carabela,
tripulantes nocturnos caminan sobre la cubierta.
Alegría del mediomundo lleno.
Y el bañero Marcelo.
Y los médanos.
Y jóvenes, inmortales, mis dioses, mis ancestros.
Eternos, hasta que la casa sea tragada por la arena.
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